martes, 22 de noviembre de 2011

¡VUELA!


Me han vuelto a abrir la jaula…¿Y qué hago yo?, pues volar de nuevo, y voy a volar y a volar y a volar hasta que me quede sin alas; porque soy libre.
Si hay algo que no soporto ver, quizá la injusticia y la represión más antigua que ya observaron mis ojos de niño, es la imagen de un pájaro en una jaula. Nunca soportaba verlo, y así liberé gorriones, canarios y jilgueros de sus pequeñas prisiones, que se alejaban volando ante mi atenta y esperanzada mirada. Soy consciente de que cada pajarito se reflejó en mis pupilas alejándose libre, cada vez más pequeñito hasta que se perdía en el cielo o entre los árboles, lo que era justo, pues, ¿para qué está hecho un pájaro sino para volar en libertad?, ¿de qué sirven dos alas en una jaula?, dos alas son un milagro que nosotros envidiamos, que te permiten ver el mundo desde el cielo, dormir en tejados y campanarios, lejos de gatos y niños, y despertarte, lanzarte al vacío sin miedo a buscar grano y agua. Dos alas simbolizan la libertad mejor que nada en el mundo, y se reflejan en el alma, porque el alma, tiene alas.
Tampoco soportaba ver una mariposa cazada al vuelo, o entretenida sobre alguna flor. Qué horror, vida cortada, interrumpida de golpe, si la naturaleza la hizo para volar libre, vivir y morir, ¿Quiénes somos nosotros para negarle el vuelo?. No somos nadie, no tenemos derecho.
¿Habéis visto las perdices hacinadas en sus diminutas jaulas de coleccionista?. Se vuelven locas, nerviosas. Se les pone agua y grano, y lo pican mientras sus graciosas patitas rojas hechas para correr por la campiña se deforman y gastan con los suelos de las jaulas, sus alas se olvidan de volar, y sus cabecitas se pelan y afean con los bajos techos. Cuando las veía, algo en mi alma decía : Suéltala, está bien, es algo bueno, hazle un favor…
Pero no las soltaba por miedo a las represalias, a ser descubierto y castigado, porque supuestamente no eran “mis perdices”. Pero, ¿y quién tiene el derecho a creer que una perdiz es suya, y retenerla en esa pequeña cárcel, condenada a cadena perpetua hasta su muerte?. El caso es que me iba pensando que ojala que se muriesen, que se muriesen por su bien, cerrasen sus pequeños y avispados ojitos negros y dejasen de sufrir y de saltar nerviosas en esas jaulas.
Yo tuve una codorniz y un loro, los tuve sueltos, los amansé y los solté, pensaba que si se querían quedar, lo harían, pero si se querían ir, eso ya era cosa suya, la codorniz se quedó, y murió en casa muy bien atendida, el loro se fue un día, mi pareja me regañó (a pesar de que no se llevaban nada bien) , pero…Si se fue es porque quiso irse, me decía yo, ¿quién soy yo para forzarlo a quedarse?, el tenía alas y las usó, lo que pasase a continuación con su vida también corría de su cuenta. También tuve un murciélago que crié, estuvo mucho tiempo durmiendo en casa cada mañana hasta que un día, no volvió. Y otros animales voladores, como gorriones (los gorriones nunca quieren irse, no sé por qué) y demás. Pero no enjaulados, enjaulados…No.
¿Puede haber algo más hermoso que un pájaro volando en libertad?

miércoles, 11 de mayo de 2011

Cerrado por derribo


Como me gusta ir al grano, y no es para menos, aunque no voy a eliminar de momento el blog, cosa que también tengo en mente desde hace un tiempo, paso al menos y de momento a cerrarlo y dejarlo un tiempo como está, a despedirme de cualquier visita fantasma que aún persista y haya pasado por gusto, o por casualidad, por éste extraño espacio.
Lo abrí no hace ni un año por motivos personales, desde entonces nada ha mejorado ni ha empeorado, y en apenas unos meses, el mundo sigue vergonzosamente igual. No es que me esperara otra cosa, ni siquiera poner mi granito para hacer de todo ésto algo más hermoso y llevadero, no creo en los granitos, hace mucho tiempo que no.
He decidido no darle a éste espacio lo simbólico de cumplir un año, ni ninguna otra cosa más, no tengo tiempo de llevarlo, de visitarlo ni de andurrear por ahí en el ciberespacio, ni ganas, que es más significativo.
La cosa es que no quiero alargar más ésto, y paso directamente a dar las gracias a todos los que me hayáis dedicado un momento, o unas palabras, de todo corazón, y os deseo lo mejor.
Hasta otra

sábado, 30 de abril de 2011

Las habitaciones


Han pasado muchos años desde que te conocí,
Siglos hace que te vi y te amé,
Paseándote por dentro,
Curioseando en tus sueños,
Registrando tus cajones, donde te encontré.

Han pasado ya milenios desde que te quiero
Porque sé reconocerte de entre los demás,
En mi corazón hay ojos
Que te encuentran enseguida,
Y mis manos te conocen
En la oscuridad.

Pasó media vida la otra noche
Sólo porque te abracé, al acostarme contigo
En aquella cama vieja, en aquella casa sola,
Donde amanecí más viejo sin haber envejecido.

Han pasado los cafés que no acaban de pasar,
Han pasado las mañanas que te encuentro al despertar,
Pero te sigo encontrando, da igual si estás o no estás,
Ha pasado un mundo entero
y otros quedan por pasar.

Han pasado mar y tierra
Dentro de tu habitación,
El mar te lo di yo y te lo llevaste contigo
Para tenerme mas cerca, contra la separación.

La tierra me la traje sin que me dieras permiso,
Y existe igual que existes, como yo también existo,
Yo la esparcí con mis manos
Dentro de mi habitación.

Ésta es para tí, si por casualidad me lees, aunque ya lo sabes.
Pase lo que pase, que quede ahí, para siempre, todo lo bueno que podremos recordar el uno del otro.

miércoles, 23 de febrero de 2011

Yo te quiero, mamá



Yo te quiero, mamá,
y cuando te vayas...
¡Cuántos monstruos de la noche volverán!,
y qué frías mis raíces
apartadas de tu amor se quedarán.

Yo te quiero, mamá,
¡y tengo miedo!,
me da horror la realidad de éstas palabras,
y aún las enfrento con valor
hablándolas igual que tú me hablas.

Yo te quiero, mamá,
y es que aún te necesito,
aún te siento acercarte a mi camita
con calor, y aquel olor
a cremas hidratantes y a comida.

Yo te quiero, mamá,
y me enfado con el tiempo
que es cruel, es impasible y no le importas,
yo le grito que da igual,
y jamás se llevará lo que me aportas.

Yo te quiero, mamá,
te quiero tanto...
Sé que has dado cada arruga por nosotros
y que aún eres capaz de ser tan bella...
Nunca quiero que te acabes, siempre es pronto,
yo te guardo en mis entrañas "pa" que el tiempo no te encuentre,
como hiciste tú por mí, hasta esa luz que destella.

La foto que ilustra la entrada, lógicamente, es de mi madre conmigo, hará dos años años y medio, ella acudió a una boda, y a la puerta de la iglesia fui a esperarla, le dí unas llaves que olvidó y me hice ésta foto con ella, estaba tan bonita...
Puedo decir orgulloso que he disfrutado siempre de una gran madre, que aún disfruto y que disfrutaré, ya que la salud nos acompaña, y nos queda tanto por hacer si Dios lo quiere...
Quered a vuestras madres mucho, decidselo siempre, no dejéis que nada hermoso se quede en la oscuridad de esos silencios tan vacíos que a veces hay en el hombre.
Muchos besos a todos.

jueves, 17 de febrero de 2011

ABUELOS


Yo no sé lo que es tener abuelos. Me da curiosidad, los niños con que jugaba de pequeño tenían mucha relación con ellos, la mayoría. Yo los veía, muy a menudo. Mi abuela Sinfo (Sinforiana) y mi abuelo Roque vivían debajo de casa y yo bajaba continuamente a importunarlos, eso casi me cuesta el dedo meñique de la mano izquierda un día. Mi abuela me sintió bajar, ya casi estaba, me agarraba con la pequeña mano de un niño de 5 años ya al marco de la puerta metálica de la entrada cuando la cerró de golpe. Era muy travieso desde luego, y ella no me tenía especial afecto, entonces no me daba cuenta, pero más tarde sí; y la castigaba dañando sus plantas para que sufriera (ahora soy jardinero).
Mi dedo volvió a su lugar con unos puntos de sutura, el hueso no resultó dañado por suerte, y yo seguí creciendo. Los regalos por reyes se acabaron pronto, tendría ocho o nueve años cuando recibí el último. Jamás tuve bicicleta, aún lo intento superar. Mis padres eran pobres, gente humilde que se gastaban todo lo que ganaban en vestirnos a mi hermana y a mí, darnos de comer lo mejor que pudieron, que fue bastante, y ahorrar para nuestro futuro.
Mi abuelo Roque murió hará diez años, más o menos. Lo supe por teléfono. Un primo mío me llamó y me avisó. Lloré un momento, muy corto, pero sinceramente no lo sentí. No sentí haber perdido a nadie, en realidad nunca le conocí; no era malo, simplemente era un extraño. Cuando era pequeño solía pegarme con el cinturón cuando me portaba mal, si podía alcanzarme, porque yo corría mucho, claro. Bajaba bastante a casa de mi abuela, pero era inútil, ¿para qué?, si ella nunca quiso a mi madre ni trató bien a mi padre, ni a ninguno de sus otros tres hijos. Quererme a mí sería absurdo. Recuerdo un día en que por algún motivo desconocido, instaba a mi abuelo Roque a que pegara a mi tía Ana, lo hacía con el mango de una de esas escobas de madera que ya no se hacen, el caso es que mi tía lloraba intentado esconderse tras un sofá, hasta que el palo se partió en dos, mi madre medió como pudo, y recuerdo a mi madre llorar después consolando a mi pobre y deslomada tía, que tendría unos 16 o 17 años; y eso es solo para hacerse una idea del resto; mi padre aún conserva una cicatriz de 5 cm en la cabeza que según testigos, le fue ocasionada con una paleta de cocinar metálica por coger las migas de una cacerola sin permiso. Mi abuelo Francisco nunca tuvo sentimientos, literalmente hablando, y sigue sin tenerlos, para qué engañarnos. Sigue blasfemando igual que siempre, criticando y quejándose de todo, la última visita que recuerdo hará un año, llamó a mi hermana “perrrra”, sí, con tantas “erres”, y mi hermana, no es porque sea mi hermana, es una persona estupenda, muy educada y con mucha clase, que ante semejantes desbandadas suele callar y hacer mutis por el foro; aunque, próximo a la muerte, yo sé que tiene miedo y está pensando en muchas cosas. Mi abuela Manuela siempre se mostró muy cariñosa cuando bajaba, pero a mi su mirada zorruna y lista nunca me cuadró con sus palabras, y la he pillado en muchas contradicciones, sé que a veces, sino muchas veces, siente envidia de la gente que se lleva bien, porque me ha llegado a instar a pensar mal de personas muy cercanas a las que quiero mucho, y a las que ella debería de querer mas que yo.
En fin, siempre he sabido que no he tenido abuelos, pero hará cinco años enfermé y estuve en el hospital tres meses recuperándome de algo bastante grave. Los primeros días nadie apostó por mi vida y tuve problemas con los órganos principales, estuve en coma y luego consciente en la “uci” dos semanas hasta que me subieron a planta. Cuando por Navidad llegué a casa aún no podía andar bien, apenas unos metros y me fallaban las piernas. Yo nunca he hecho nada feo a ninguno de mis abuelos, e incluso he fingido quererlos porque era lo normal. Pero lo cierto, es que ninguno de ellos se acercó al hospital, ni subió a casa cuando me dieron el alta, antes de que aprendiera a andar… por segunda vez en mi vida.
Aún así, los perdono y vivo. Si Dios existe (muchos lo dudan, otros saben con certeza que está ahí) sé que ha de perdonarlo todo porque al fin y al cabo, Él es eso, amor, perdón y comprensión. A partir de ahí, yo aún no sé muy bien lo que pensar, tampoco he vivido tanto ni como ellos.
Otra de mis muchas espinitas.